Aunque a veces nos cueste, es fundamental ser capaz de aceptar todo el rango de emociones que surgen en nosotros, las negativas también. Solo así tendremos la posibilidad de manejarlas adecuadamente. ¿Qué estrategias podemos utilizar e implementar cuando nos encontremos con emociones difíciles?

1) Experimentar la vida de todas las maneras posibles.

Experimentar lo placentero, lo desagradable, lo dulce, lo amargo, la luz, la oscuridad, las alegrías y las tristezas. La vida está hecha de dualidades, para poder trascenderlas. La experiencia nos permite madurar e integrarlo todo dentro de nosotros para enriquecernos y crecer.

Desarrollar la madurez y la fuerza interior lleva tiempo, y proviene de lecciones, pérdidas y triunfos. También de haber pasado por dudas y a veces perderse en el camino.

Para comprendernos a nosotros mismos,incluyendo las emociones,  fortalezas, y debilidades, necesitamos tener experiencias de vida variadas. Es la única manera de crecer y convertirnos en mejores seres humanos.

2) No confundir amor con apego

Llamamos amor a cualquier cosa que se le parece, y a veces solo de lejos. El amor no tiene nada que ver con el apego y la dependencia. Cuando dos personas internamente maduras están enamoradas, una de las grandes paradojas de la vida sucede: están juntos y sin embargo tremendamente solos. Están juntos por elección y se ayudan mutuamente para seguir siendo libres. No hay juegos de poder en la pareja, ni política, ni comercio, ni ganas de dominar. Sólo libertad y amor profundo.

Muchas de nuestras emociones difíciles surgen debido a nuestras relaciones y apegos a los demás. Cuando el amor es de verdad no hay lazos que atan, solo crecimiento y apertura.

3) Escucha tu voz interior

La voz interior es la que corresponder a nuestro Ser. Es una suave voz tranquila. No grita, y es calmada. Ahora hay que hacer silencio en nuestra cabeza para poderla escuchar sin que pase desapercibida. Tenemos tal cacareo interno y tantas voces en la mente que dictan continuamente cómo actuar y qué hacer, que suele resultar difícil mirar hacia el fondo y entender quiénes somos realmente y poder seguir nuestra guía interna.

No obstante, la comprensión de nosotros mismos y lo que realmente deseamos y necesitamos en la vida es crucial para llegar a ser maduro y emocionalmente estable.

Por eso la meditación y la introspección son tan importantes. Nos proporciona la oportunidad de escuchar esa valiosa voz interna.

4) No temer las emociones negativas

Las emociones solo son portadoras de mensajes y no tienen porqué conllevar una reacción inmediata perjudicial. La tristeza puede dar profundidad. La felicidad nos proporciona expansión. La tristeza da raíces. La felicidad fructifica en flores. La felicidad es como un árbol que sube hacia el cielo, y la tristeza es como las raíces que descienden al corazón de la tierra. Ambas son necesarios, y cuanto más alto se eleva un árbol, más profundamente se extiende también. Ahí está su equilibrio.

Sin tristeza, no podemos tener felicidad. El yin y yan de los orientales en la Tierra se cumple siempre. Muchos de nosotros intentamos evitar las emociones negativas porque no nos gusta experimentarlas. Pero la verdad es que ignorarlas, ocultarlas o reprimirlas eventualmente las empeora, y con consecuencias perniciosas.

Para aceptar nuestras emociones, lo mejor es aprender a observarlas sin identificarse con ellas. Para ello, el entrenamiento en Mindfulness resulta de gran ayuda. Y desde ahí, desarrollar la autocompasión y la comprensión de todo lo que ocurre dentro de nuestra mente y cuerpo, y también en nuestra vida. Ese es el camino.

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