Es curioso comprobar cómo en el interior de cada persona reside el deseo intrínseco de la unión con Todo, lo que los budistas llaman la semilla de la Budeidad y los cristianos la llama del Espíritu Santo. De alguna manera, ese impulso está siempre en nosotros desde que nacemos, por mucho que quede enterrado bajo múltiples capas de superficialidad a lo largo de la vida, y tarde o temprano nos recuerda nuestra esencia espiritual.

En alguna ocasión me han preguntado cómo llegar a ese estado al que algunas personas se refieren como “nirvana”, e incluso me han pedido ayuda para conseguir llegar a dicho estado. Me gustaría aclarar el tema hoy.

Pienso que hay gran confusión al respecto. El nirvana es el estado de conciencia de la iluminación, cuando —según explican los budistas e hinduistas—  ya no es necesaria la reencarnación para seguir evolucionando, ya que se ha alcanzado la perfección. Pero en nuestra sociedad de la velocidad y los recursos de efecto milagroso e inmediato, se cree que es algo que se consigue sin mayor esfuerzo. No nos engañemos: Es un estado al que se llega solo tras eones de tiempo de trabajo interior, requiere un proceso muy largo y mucha dedicación, energía, estudio, meditación y práctica mental; Así como motivación pura hacia el altruismo y la compasión, y la necesidad de disolver el aferramiento al ego que tantos problemas nos causa.

Por lo tanto, a lo que la mayoría de los occidentales se refieren como nirvana, nada tiene que ver con lo que acabo de describir. Simplemente se confunde con un estado temporal de éxtasis o placer personal. A la iluminación precisamente se llega cuando uno se pone al servicio y se deja de identificar con los juegos del yo. Obviamente, se trata de de algo muy diferente.

    1 Response to "El «Nirvana»"

    • Daniel

      Estoy de acuerdo con tu aclaración, Mónica. Obviamente, estamos en una sociedad dónde mayoritariamente se buscan los logros, se persiguen objetivos y la sociedad en su conjunto se encuentra lejos de estar en el camino. Sin embargo, también es importante no perder de vista que este camino se hace con alegría. La alegría es uno de los indicadores de que un@ está en el camino. Si pierdes la alegría, has salido del camino. Es importante recalcar esto porque a veces nos encontramos con personas que hacen esfuerzos grandisimos, enmarcados dentro del (relativo) sufrimiento, para alcanzar la iluminación. Me parecía importante aclarar esto como contrapunto a lo que indicas. Namasté.

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