Como algunos de vosotros sabéis, soy voluntaria con niños que sufren de cáncer desde hace ya 9 años en un hospital. Las lecciones que me dan estos niños son continuas, y me hacen cuestionarme muchas cosas. En primer lugar, las tonterías por las que nos quejamos, cuando en realidad deberíamos pasarnos el día agradeciendo las miles de bendiciones con las que contamos. Cuando te falta la salud, todo lo demás es absolutamente secundario. Estos críos han de pasar por auténticos vía crucis diarios: les pinchan, les perforan, les operan, les causan dolor, no pueden jugar ni distraerse, les machacan a golpe de quimio, se quedan sin energía, les tienen que hacer transfusiones, apenas pueden volver a casa durante meses, han de estar tumbados en la cama de un frío hospital durante semanas que se alargan a meses, sufren por ellos mismos y sufren por la preocupación de sus padres… Y así podría seguir hasta llenar páginas enteras. ¿Vosotros creéis que los demás tenemos algo realmente sustancial de lo que quejarnos? Teniendo en cuenta lo que veo cada semana con ellos, lo dudo mucho.

Otra de las cosas que me emociona es ser testigo de la dedicación absoluta e incondicional que los padres regalan a estos hijos gravemente enfermos. He visto a muchos padres dejar su trabajo, coger excedencias, olvidarse de ellos mismo y de su vida durante mucho tiempo para dedicarse exclusivamente a estar al lado de su hijo. En ocasiones tienen que darles algo de si mismos como la médula o el riñón, y lo hacen sin pensarlo dos veces. Duermen con ellos, se desviven, sufren enormemente porque nunca saben si saldrán con vida al final del túnel, les cuidan 24 horas al día sin desfallecer, y lo hacen día tras días, incluso durante años si es necesario, sacando fuerzas de donde ya no hay, poniéndoles buena cara cuando todo lo que desearían es llorar indefinidamente.

Ver todo esto una y otra vez, me hace tener esperanza en el ser humano. Las personas somos capaces de las mayores ignominias y también de los mayores actor de amor. En las noticias solo nos ponen las guerras, las catástrofes, las brutalidades que la gente comete, pero rara vez se nos habla del altruismo y de la generosidad que muchos practican. Y curiosamente, a menudo las personas solo son capaces de sacar este lado más bello cuando tienen que enfrentarse a una profunda crisis vital o personal. En medio de las mayores oscuridades podemos comprobar que los seres humanos son portadores de Luz.

    6 replies to "La grandeza de los niños con cáncer"

    • Argimiro Veiga

      Conmovedor y llama a la reflexión.

      Mi admiración total Mónica.

    • Ana

      No puedes ser más grande Monica…Muchos besos

    • Ana Vazquez

      Maravilloso lo que haces Monica. Gracias por tus palabras y tu vision, gracias por traer tanta luz

    • Aldo

      Emotivas y admirables líneas. En fin, es todo tan injusto…

    • Antoni Carné

      Magníficas tus palabras, Mónica, y magnífica tu contribución voluntaria a esta causa. Un abrazo!

      • mesgueva

        Muchas gracias a todos por vuestros comentarios y por estar ahí, abrazos, M

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