Debo confesar que tengo una debilidad por las películas de Woody Allen. Me parecen ocurrentes, divertidas y profundas, tratan sobre las dificultades de las relaciones personales y los problemas con uno mismo, y siempre te hacen reflexionar.
La última película que ha sacado, Blue Jasmine, es especialmente interesante por los temas que aborda: el fracaso, la pérdida, la mentira, la superficialidad de nuestra sociedad, la falta de sentido en la vida de muchas personas, la incapacidad para conectarse de verdad entre las personas, la neurosis vital extendida…
Lo curioso es que aunque parece que la caída en picado de la protagonista solo es una metáfora de lo que ha ocurrido con la crisis a muchas personas que se creían materialmente asentadas, va más allá, retratando el fracaso existencial actual en todos los niveles sociales y profesionales, fruto de un planteamiento vital generalizado erróneo y unas bases de barro ubicadas en la banalidad que se derrumban cuando las circunstancias se complican. Cuando los vínculos personales son frágiles, las relaciones afectivas superficiales y guiadas por el interés, y se carece de propósito en la vida se acaba arribando fácilmente al puerto de la desesperanza, el sufrimiento interior y un naufragio total. Sin bondad, profundidad y sentido, la vida nos deja vacíos.
1 Response to "Las lecciones de Blue Jasmine"
Cierto, las relaciones para tener una plenitud espiritual,han de ser vinculantes y arraigadas en el cariño,familia,padres hijos, amigos esto refuerza nuestro mapa interior de la felicidad y estimula sentimientos positivos,gracias.