El otro día me pidieron que leyera una entrevista a un chico joven brasileño que ha causado un cierto revuelo entre algunos lectores de La Contra de La Vanguardia. ¿Por qué? Porque este chico afirma no ingerir alimentos sólidos desde hace años, tras haber aprendido a tomar la energía Prana o lo que los chinos llaman Chi para alimentarse.
Las reacciones me han hecho reír. ¿Cómo puede ser que a la gente le llame tanto la atención y critiquen tan ferozmente a este yogi? ¿Pero aún no se han enterado de las extraordinarias capacidades de la mente y el cerebro humano? Se ve que ni se han informado jamás ni han salido de su pueblo para observar que hay otras formas de vida, otras maneras de entender el mundo y otros lugares con creencias diferentes que no limitan las capacidades tanto como en el nuestro. Yo puedo asegurar, porque lo he visto con mis propios ojos en algunos lugares de Asia, que si en vez de dedicar el tiempo a ver la tele y a surfear por internet se dedica a desarrollar la mente con disciplina, se pueden lograr cosas que en nuestra sociedad moderna y estrecha en muchos aspectos, se podrían considerar milagros o imposibles. Que no sea lo común ni que estemos acostumbrados a verlo no significa que no exista. ¡Hay que ver qué arrogantes somos!
Entiendo que haya que tomar esto con cuidado, pues algún desequilibrado se puede poner a ayunar sin más y morirse en el intento. Esta proeza sólo se consigue con un entrenamiento y como parte de una práctica espiritual (de sobra conocido en la India por ejemplo) y con la guía adecuada, como todo en la vida, sin preparación no se puede uno lanzar a correr un maratón porque también falleces en el recorrido. Pero vamos, esta aclaración me parece de sentido común.
Por eso aplaudo la iniciativa de los periodistas de La Vanguardia. Hace falta que nos vayamos enterando que hay otros pensamientos, otras perspectivas, otro tipo de personas diferentes a lo que vemos día tras día por los medios de comunicación; archiaburrido. Ya está bien, pasemos a otra etapa, ¿no?