Estamos inmersos en una sociedad cautiva. Una sociedad en la que somos dominados y manipulados a través del consumismo, los medios de comunicación, las películas y las series, y ahora también a través de las redes sociales. A veces lo podemos percibir de forma flagrante. Otras, es mucho más sutil e insidioso, es el poder de la masa que te arrastra sin que te des cuenta y tu te dejas llevar para poder satisfacer el deseo de pertenencia, que decía el gran psicólogo Abraham Maslow.
Todo eso desemboca en un condicionamiento de nuestra mente en función del entorno en el que nos movemos en forma de miedos, ansias, apegos, penas, insatisfacción, frustración… Una espiral de la que nos cuesta muchísimo salir, aún cuando tomamos consciencia de ella. Sobre todo porque nos hemos acostumbrado a convivir con estos monstruos internos que nos llenan de toxicidad y nos van marchitando por dentro sin darnos cuenta de que podemos liberarnos de ellos. Los hemos asimilado como hábitos automáticos y creencias internalizadas basadas en nuestra memoria y nuestra exposición continua a una enculturarización que termina determinando quienes creemos ser. Tomar consciencia de hasta qué punto actuamos de manera automática puede ser inquietante, pero es la puerta de entrada a la liberación.
En Occidente creemos que la libertad corresponde a la esfera de lo externo: poder expresarnos cuando y como nos dé la gana, y poder lograr todos nuestros deseos según nuestro plan. Es una perspectiva muy terciada de la libertad que en realidad nos ata a nuestros anhelos y aferramiento, siempre intentando colmar una copa que no se llena desde fuera y, que por lo tanto genera gran sufrimiento.
La verdadera libertad no proviene de poder llevar a cabo determinadas acciones a nuestro antojo. La verdadera libertad es un estado interno de paz, equilibrio y ecuanimidad que nadie ni nada puede coartar ni otorgar. La verdadera libertad no es consecuencia del dinero, el reconocimiento ni el poder. La verdadera libertad florece cuando cultivamos la sabiduría y el corazón, y así podemos madurar y transformarnos desde dentro.
3 replies to "La verdadera libertad"
Perfecta tu reflexión Mónica. Hasta que no tomemos consciencia de nuestro borreguismo mental tendremos que quedarnos con soñar con nuestra libertad. Consciencia que da miedo a veces porque, sobre todo, es más fácil dejarnos llevar antes de tener que esforzarnos en «pensar» para tomar nuestras propias decisiones. Este aspecto, fundamental para la persona, lo tengo siempre presente, y se lo tengo siempre presente a mis alumnos del insti.
Muy buena reflexión !
Brillante concepto de libertad… el tema es como cambiamos esta forma de pensar la libertad en Occidente que ya está demasiado enquistada?
ya sé, el cambio empieza por unos mismo, pero cuando formas parte de uan comunidad, a veces es casi imposible …
saludos desde Buenos Aires !
Total mente de acuerdo Monica nunca lo percibi asi,un abrazo Andrea.