Cuando no perdonamos nos permitimos quedar anclados en acontecimientos pasados, eliminando la posibilidad de llevar una vida llena de paz. Si elegimos perdonar, entonces tanto nuestro cuerpo como nuestro interior se calman y podemos relajarnos. Nos liberamos del hechizo del pasado y conseguimos paz y libertad de espíritu.
Perdonar no significa que damos el visto bueno a lo que nos han hecho, ni que lo pasamos por alto. Tampoco significa que tengamos paciencia a pesar de pensar que la otra persona tenga la culpa. Perdonar significa que nos liberamos del pasado que nos ata, que dejamos de hacer reproches, y escogemos la serenidad de los instantes presentes.
¿Tienes resentimiento hacia alguien?
¿Estarías dispuesto a perdonar a esa persona para poder ser feliz?
Perdonar nos beneficia a nosotros mismos, no es para nadie más.