Siempre me ha resultado curioso el papel tan insignificante que tiene el silencio en la sociedad occidental. Nuestras vidas están tan llenas de acción y ruido, que “no tenemos tiempo” para nada más. El problema es que sin silencio resulta imposible valorar si estamos yendo en la buena dirección, por mucho que el movimiento sea intenso. Sin silencio nuestra capacidad de darnos cuenta queda aletargada. Sin silencio es imposible percatarnos de cómo nos envenenamos con nuestros propios pensamientos. Sin silencio es complicado desarrollar el observador desapegado que ve las cosas con objetividad para poder transformarlas. Cuando te mantienes en la inconsciencia no puedes cambiar nada, eres fruto de tu pasado y de tus hábitos. Sin embargo, en el silencio te enfrentas a tus miedos, pues la mayoría nos enredamos en la acción para no enfrentarnos a ellos.

Todos tenemos partes que desconocemos porque no nos hemos dedicado el tiempo de indagar y explorar en nuestro interior, y por ello arrinconamos también grandes potenciales que poseemos. Sólo desde el silencio podemos penetrar y sacarlos al exterior, y desde ahí experimentarlos para hacerlos verdaderamente reales. Y desde la toma de conciencia de tu potencial puedes dar los pasos necesarios para poder limpiar los impedimentos para la manifestación de tu grandeza. Para un poco el ruido interior y te podrás abrir a otros paisajes de plenitud.

Leave a Reply

Your email address will not be published.