En este episodio 11 veremos que ser capaces de sentir y experimentar desde el corazón es la prueba principal aquí en la Tierra. Si solo buscamos confirmaciones desde la mente y el ego, nos quedaremos atrapados en la dimension de la dualidad. 

El corazón es el que acepta con humildad las deficiencias y las dificultades, y es también el que busca la unión, la conexión, la hermandad.  Es el que escucha y el que tiende la mano.

También explicaré porqué no tiene ningún sentido buscar las confirmaciones irrefutables de la transcendencia a través de los hechos,  ya que en este plano la transcendencia se realiza a través del corazón, no a través de la mente.

La mente siempre pedirá más pruebas y convertirá la duda en algo debilitante que no podrá superar jamás.Y explicaré dónde y cómo puedes buscar las respuestas que necesitas.

El poder personal

Hasta que no caiga el velo del olvido, la duda siempre formará parte de nuestra vida. Nunca conseguiremos aunar tantas pruebas que nos demuestren de forma irrefutable que somos seres multidimensionales divinos. Esto es así porque forma parte intrínseca del juego de la 3D. 

No darnos cuenta de dónde venimos, de las vidas que hemos vivido, de que la estructura básica de nuestro ser es la misma del Creador Primario complica mucho nuestro viaje de vuelta a la Fuente, pero quizás es lo que lo hace interesante… Si supiéramos las respuestas a los exámenes de antemano, no serían exámenes, ¿verdad?

Ser capaces de sentir y experimentar desde el corazón es la prueba principal aquí en la Tierra. Si solo buscamos confirmaciones desde la mente y el ego, nos quedaremos atrapados en la dimension de la dualidad. 

Démonos cuenta de que la mente egoíca solo aspira a controlarlo todo y sentirse superior porque sabe, porque posee, porque acumula (sea material o sea información), porque puede presumir, porque está al mando y le encanta imponerse… El corazón es el que acepta con humildad las deficiencias y las dificultades, y es también el que busca la unión, la conexión, la hermandad. Es el que escucha y el que tiende la mano.

Nuestra sociedad —planeada por los poderes fácticos— ha promovido siempre el reinado de la mente y el ego, la imposición de reglas, estatutos, instituciones, leyes, corrientes de pensamiento autoritarias, controladoras y enrevesadas buscando doblegar el indómito espíritu humano.

La Matrix se basa en la programación de los seres humanos para que aceptemos lo inaceptable, nos creamos lo que otros tienen interés que creamos, para que nos comportemos como la mayoría ya adoctrinada y jamás sigamos la voz interior con el fin de no ser diferentes y así seguir acogidos por el rebaño, para que nos comportemos como pobres animalejos que necesitan el calor de la manada en lugar de utilizar ese cerebro neocortex que nos permite cuestionar en lugar de actuar desde el miedo y la desidia. S

olo desde esa voz interior podemos encontrar nuestra idiosincrasia, crear nuestra propia realidad y empoderarnos.

Por eso no tiene ningún sentido buscar las confirmaciones irrefutables de la transcendencia a través de los hechos, porque en este plano la transcendencia se realiza a través del corazón, no a través de la mente. La mente siempre pedirá más pruebas y convertirá la duda en algo debilitante que no podrá superar jamás.

Es importante por lo tanto cuestionar y cuestionarse las creencias tomadas como verdaderas y absolutas, así como los propios pensamientos y opiniones, y explorar las posibles respuestas con una mente abierta.

Es crucial trabajar y superar los miedos que albergamos también, porque sino estaremos dispuestos a intercambiar nuestra libertad por obtener seguridad, con la consecuencia segura de perder tanto la libertad como la seguridad, ya que precisamente nadie te puede asegurar esa seguridad en un planeta sujeto a la impermanencia.

Podemos sentir un cierto vértigo ante lo desconocido, es normal, pero si nos quedamos incapacitados por el miedo, entonces nos atrapa la búsqueda incesante de comodidad y seguridad a cualquier precio, y a partir de ahí es literalmente imposible empezar a buscar respuestas, abrir camino, desarrollarse y progresar.

Esa obsesión por tener certezas es la que nos debilita y nos impide sacar nuestro potencial. Lo fundamental es reemplazarlo por comprensión, exploración y sabiduría. Esas son las llaves que empiezan a abrir puertas que nos permiten acceder a diferentes opciones. Si tienes opciones, puedes crear. Si puedes crear, sales del papel de víctima y de la sensación de atasco e impotencia que muchas personas sienten.

Y la realidad es que siempre hay opciones a nuestro alcance. Si no las ves es porque estás eligiendo no mirar.

Si no tienes las respuestas que necesitas, entonces has de buscarlas en tu interior, en tu propio corazón, en tu conexión con la divinidad. Esto conlleva un cambio de perspectiva importante, pues nos han inculcado que las respuestas están fuera: en la autoridad, en los expertos, en otros.

Lo que hay fuera es información. Información de todo tipo: veraz, inexacta y completamente falsa. Hay informaciones que nos llevan a perdernos y otras a empezar a encontrarnos. Por eso todo ha de pasar por el filtro del discernimiento. Esto forma parte del trabajo fundamental a realizar en estos tiempos, aprender a escuchar nuestro corazón para que nos indique la verdad para nosotros, aquello que nos resuena. No lo que nos dice el ego, no. No lo que está dirigido a enjuiciar y criticar.

Obviamente si nuestra mente no es capaz de parar el parloteo interno, las preocupaciones y rumiación de pensamientos, es totalmente imposible escuchar lo que el corazón nos indica. Simplemente somos incapaces de escuchar nada. Si ademas buscamos el entretenimiento y la distracción continua, jamas estamos con nosotros mismos en silencio y contemplación. Así, ¿cómo vamos tener una brújula interna que nos indique el camino? ¿Cómo va a existir el espacio para algo que no sea automático y programado? ¿Cómo vamos a alinear nuestras acciones con unos principios morales de transparencia, honestidad y compasión? ¿Cómo vamos encontrar paz alguna? ¿Cómo van a surgir la magia y los milagros? 

Nos limitaremos a vivir el día de la marmota una y otra vez, anquilosados en el pasado, constreñidos por las limitaciones impuestas a los que se resignan y a los que se creen el cuento de que somos primates determinados por nuestros instintos y por nuestros deseos incontrolados de imponernos a los demás.

¿De verdad vamos a seguir tragándonos esa propaganda barata? ¿De verdad vamos seguir admitiendo que nuestra vida es un sinsentido, que la muerte es el final de todo, que somos nuestro cuerpo, nuestras opiniones y lo que conseguimos y acumulamos, que somos pura animalidad en competencia y competición en un mundo cruel donde reina la escasez? ¿No creéis que ya es tiempo de despertar?

No está mal tener creencias, de hecho es inevitable. Lo crucial es no permanecer atado a ellas. Las creencias han de estar abiertas a examen, a renovación, a evolución. Nos dejamos constreñir por ellas cuando se convierten en una tabla de salvación porque nos identificamos con ellas. Tenemos que aprender a reconocer cuando dejan de serviros y saber adaptarlas a nuevo conocimiento, nuevos descubrimientos, nuevas realidades y soltar lo antiguo para adoptar nuevas creencias, ya que así es como nos podemos acercar a la Verdad. Todo ha de ser revisable a medida que avanzamos en el camino del alma, y a medida que ganamos en experiencia y sabiduría.

Por eso esa obsesión con aferrarse a las certezas es completamente absurda y hasta ridícula. 

Hemos de tener cuidado con las artimañas del ego, pues algunas son muy sutiles. Una de ellas consiste en responder de manera iracunda ante todo aquello que nos parece injusto, fuera de lugar o irrespetuoso por ejemplo. Es señal de que mi rabia e ira son totalmente justificadas, y por lo tanto tengo todo el derecho del mundo de ponerme a su nivel y responder a la otra persona de manera similar.

El problema con este tipo de respuesta es que denota un bajo nivel de conciencia. Desde un mayor nivel de conciencia me doy cuenta de que todo es un espejo, y cuando quiero vengarme y destruir a otro, lo único que destrozo es mi propio reflejo en el espejo, y al hacerlo me daño a mí mismo también. 

Solo una persona quebrada puede buscar destruir a otro, ya que al hacerlo, los dos permanecen rotos.

Lo ideal es mantener nuestra vibración elevada. Cuando nos ocurra algo negativo inesperado o alguien no nos trata bien o no estamos de acuerdo con la otra persona, hemos de examinarnos a nosotros mismos y tomarlo como una oportunidad de trabajarnos.

Cada persona nos puede enseñar algo. Nuestros grandes maestros son aquellos que más nos ponen a prueba. Nos enseñan a mantener la calma en cualquier circunstancia. Y es ahí donde se encuentra nuestro poder interior.

Nuestra reflexion siempre ha de ser: ¿Cómo puedo llevar calma y compasión a esta situación, a esta discusión, a este conflicto? Y en lugar de reaccionar de manera aireada o destructiva, llevo la atención a la respiración abdominal profunda, de tal manera que pueda tener control sobre mi cuerpo y mi mente, ganar tiempo para posarme, recapacitar y decidir la acción más positiva que pueda en esas circunstancias —sea una discusión con compañeros de trabajo, con la pareja o lidiar con la pataleta de tu hijo—. 

Todos y cada uno de nosotros podemos y debemos manejar nuestras emociones venenosas y encauzarlas. La ira, la rabia y el odio NO son justificables, por mucho que la sociedad y el ego nos diga lo contrario. Simplemente continuan reproduciendo energía negativa que nos perjudica a todos. El verdadero estado del ser humano es estar en paz.

“La mejor resistencia a la negatividad es la positividad. Solo así permaneces alineado con tu poder”. 

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