Basándonos en un capítulo de «CUANDO SEA FELIZ», reflexionamos sobre la sugerencia que me hizo Matthieu Ricard de reemplazar la autoestima con la auto-compasión.
La autoestima, basada en logros externos, nos lleva a compararnos constantemente y luchar por sentirnos bien.
La autocompasión implica tratarnos con amabilidad, aprender de los errores y aceptar nuestras debilidades. A diferencia de la autoestima, no depende de factores externos y se relaciona con la estabilidad emocional y la conexión con la humanidad compartida.
Fomentar la autocompasión nos brinda amabilidad, equilibrio emocional y seguridad, sin la necesidad de ser especiales, ya que somos dignos de respeto intrínsecamente.