Cómo conseguir la maestría interior
¿Quién soy yo verdaderamente? ¿Cuál es mi esencia? ¿Para que estoy aquí? ¿Cuál es el sentido de mi existencia? ¿Por qué las cosas no siempre me salen como quiero y tengo que enfrentarme a tantos retos? ¿De dónde venimos y hacia adonde vamos? ¿Cuál es la Inteligencia suprema que ha creado la complejidad de este universo?
Entiendo que si estás viendo este video es porque te haces estas preguntas o te las has hecho. Es decir, de alguna manera has empezado o estás ya avanzado en un camino espiritual. Si uno no ha llegado aún al punto de cuestionarse cómo se vive en la Tierra y a vivir una vida con mayor profundidad más allá de simplemente llevar a cabo las acciones de la vida cotidiana, tratar de seguir las reglas impuestas por la llamada autoridad y hacer lo que se supone que tienes que hacer porque es lo que dicta la sociedad, la familia o la comunidad en la que vives, entonces ni este video ni esta serie de la Ascensión es para ti.
Dicho esto, como asumo que sí estás en un camino espiritual, voy a hablar en este capítulo del camino hacia la maestría, que es el camino del desarrollo espiritual. Es decir, el objetivo final es conseguir la maestría interna.
La gran pregunta que a menudo me hacen es: ¿Cómo se alcanza esa maestría a nivel práctico, pues bien,
Te voy a dar 3 claves:
I. Uno de los elementos principales es el DESAPEGO.
Cuando NO tenemos necesidades, ni ambiciones, estamos en el buen camino. NO quiero decir que no podamos tener aspiraciones y deseos, lo fundamental es el NO aferramiento a los resultados.
Es así como podemos realmente seguir el fluir de la vida, dándonos cuenta de que todo esto que vivimos aquí es simplemente un juego. Es así como puedes jugar el juego pero no te inviertes en él, no te tomas verdaderamente en serio el éxito o el fracaso, porque como pasa en los juegos de cartas, los juegos de mesa, o incluso en el deporte, la importancia de ganar o perder es mínima y a la larga irrisoria. Cuando eres capaz de adoptar esta perspectiva continuamente, tu identidad y tu visión de ti mismo no depende en absoluto de lo que ocurre en el juego. Te das cuenta que para lo que sirve el juego es para aprender ciertas lecciones y depurar tus técnicas, nada más.
Es así cómo puedes liberarte de las trampas del ego y de la Matrix, porque lo que te proponen ya NO es tentador para ti, ya no te quedas atrapado en los vaivenes continuos provocados por la atracción y la aversión, por los placeres sensoriales y los miedos, por las opiniones ajenas sobre ti, por los condicionamientos a los que estamos sometidos, ni siquiera por el adoctrinamiento que sufrimos desde que nacemos en este sistema de control mental.
La liberación aparece ahí, cuando cambias esa perspectiva TAN fundamental, y vives desde otro lugar porque sabes e integras en el día a día —que es todavía más importante— que eres un ser infinito y eterno, y que todo lo que se te ofrece en la Tierra, o con lo que se te amenaza, es de ínfimo valor. Es como ofrecer juguetes a un adulto. ¿Para que diantres los puede querer?
II. Como complemento al DESAPEGO está el PERDÓN.
Es lo que nos ayuda a soltar los lastres del pasado en lugar de arrastrar pesos de toneladas durante demasiado tiempo. No significa que al perdonar condonemos los hechos o los comportamientos, sino que cortamos los lazos emocionales con esas personas que nos hicieron daño y no les dejamos vivir en nuestra cabeza sin pagar alquiler.
Simplemente nos damos cuenta de que lo que ocurrió ya da igual, y si nos quedamos mirando al pasado es imposible vivir en el presente ni construir nada sano hacia el futuro.
Esto no solo es aplicable a eventos sucedidos con otras personas sino también hacia nosotros mismos. Quedarnos atascados eternamente en errores en los que incurrimos entonces NO los van a cambiar a estas alturas. Asumimos que NO somos perfectos y hacemos lo mejor que podemos y sabemos en cada momento. Solo aceptamos nuestra responsabilidad sin culparnos, y aprendemos la lección y nos comprometemos a hacerlo mejor si dichas circunstancias reaparecen en nuestra vida. Lo importante no es NO caer, sino levantarse y observar bien la posición de la piedra, nuestra falta de atención momentánea, y las razones de nuestra caída para no volverlo a hacer.
III. Y la tercera clave sería cultivar la confianza y la fe como antídotos frente al MIEDO, tan en boga últimamente. Esto obviamente es literalmente imposible si la visión de la persona es puramente material porque este mundo está lleno de posibles amenazas y peligros. E incluso cuando las cosas van bien, en cualquier momento se pueden torcer y deteriorarse llevándote a la pérdida y al sufrimiento.
De hecho, al final en la vida de cualquier persona que no perciba la transcendencia, siempre es así: desde su perspectiva, siempre terminas perdiéndolo todo lo que apreciabas, sufriendo, muriendo. Por muchos placeres a los que hayas tenido acceso, por mucho poder que tuvieras, por mucha riqueza que acumularas, por muy famoso que te hicieras.
En realidad ese es el padre de todos los demás miedos, el miedo a la muerte. Y por lo que hemos visto últimamente, ese pánico a morir es el que lleva a las personas a retraerse y encogerse al máximo, hasta que uno deja precisamente de ser persona y se deja someter para poder sobrevivir un poco más de tiempo a cualquier precio, porque la alternativa de dejar de existir y perderlo todo se hace insoportable.
Este miedo, y los demás miedos subsiguientes, solo se pueden superar desde la experiencia de la transcendencia, desde el conocimiento íntimo y la conexión con la divinidad en nuestro interior. Solo desde ahí no solo intuimos, sino que sabemos que la muerte no existe. Que la energía no se puede destruir (y nosotros somos energía) sino que simplemente se transforma. La muerte es otra de las múltiples ilusiones con las que convivimos en este planeta. Ni siquiera algo que nos puede parecer terrible como asesinar a una persona es real. Nadie mata a nadie, simplemente porque la muerte no existe. Solo dejamos el cuerpo durante un tiempo, hasta que decidimos volver a seguir con nuestras lecciones y auto-descubrimiento.
Y esto no es algo que tengamos que demostrar a nadie ni convencer a nadie de ello porque se trata de una experiencia personal, aunque el que quiere encontrar pruebas las encuentra. Es como todo en esta vida, no se trata de ver para creer, sino que solo incorporando esa creencia podremos obtener la mirada que nos permita contemplarlo, como se ha demostrado en numerosos experimentos psicológicos y neurológicos.
Como os pasará a muchos de vosotros, yo lo supe siempre intuitivamente. Con los años empecé a tener experiencias que lo corroboraron, pero eso solo fue después. Y desde que practico la sanación a través de las regresiones he podido acceder a una visión cada vez más completa del viaje del alma, de las vivencias que cada alma decide obtener en cada existencia, a menudo a través de grandes dramas y penurias. Es algo sumamente enriquecedor para mí y para el paciente que lo experimenta.
Cuando eres capaz de incorporar esta visión expandida y más elevada de la vida, ya no te tomas las dificultades enfadado o desesperanzado, sino que sabes que todo pasa por algo y que alguna lección tienes que aprender ahí, aunque las circunstancias sean incómodas o incluso desagradables. Cuando sabes que todo tiene sentido, aunque no lo puedas ver en el momento, nada te saca de tu centro. Te conviertes en un bambú enraizado que por mucho que sople el viento se puede mover y doblar un poco, pero enseguida vuelve a su posición de equilibrio.
Es entonces cuando puedes vivir en un estado mental y emocional de paz interior, de libertad, de ligereza, de armonía, de equilibrio y anclado en el aquí y el ahora con firmeza. Que en el fondo, es a lo que todos aspiramos.
Cuando llevamos a cabo esta transformación de perspectiva, el silencio mental es más fácil porque no estamos obsesionados con nuestra vida mundana, los innumerables anhelos del ego y la continua insatisfacción, ya que las circunstancias nunca se adecuan completamente a lo que nosotros quisiéramos.
Todas las personas tienen en algún momento de su vida experiencias de amor, compasión o union. Lo que ocurre es que una vez la experiencia se acaba, volvemos a cerrar el corazón y volvemos a actuar de nuevo desde el ego, juzgando y separándonos de los demás. Para poder vivir desde la unidad y el amor incondicional continuamente, hay que trabajarse, no es algo que nos salga de forma innata todo el tiempo, y menos aún en una sociedad como la nuestra centrada en el individualismo feroz, el miedo y la falta de valores.
Algunas personas me preguntan ¿Cómo podemos graduarnos? ¿Cómo vamos a poder ascender? Pues precisamente como acabo de mencionar, abriendo el corazón y tomando continuamente la perspectiva de la unidad y el amor incondicional. O visto desde el polo opuesto, como seguro que NO lo lograremos es si nos quedamos en el juicio y la crítica, si NO nos perdonamos ni perdonamos a otros y si creemos en la separación y el enfrentamiento de unos contra otros. ¡Así seguro que NO!
Cuando escogemos la polaridad positiva o el camino de la maestría, podemos continuar nuestra ruta de evolución ascendente, en lugar de seguir repitiendo curso porque todavía no hemos aprobado todas las asignaturas.
Nadie nos obliga a nada. La divinidad nos ha dotado de libre albedrío para que podamos escoger el ritmo al que queremos aprender y descubrir la Verdad sobre quienes somos realmente y qué tipo de lecciones queremos tener para llegar a ello. Si preferimos aprender a través de la oscuridad, la negatividad y el sufrimiento, es totalmente respetable y nadie nos lo va a impedir.
La iluminación, la Ascension y en último lugar la integración absoluta con la Fuente se dará sí o sí para todos los seres, pero depende de cada uno de nosotros cuán rápido queramos caminar hacia ese objetivo final. Podemos vivir desde la mentalidad estrecha de la pura supervivencia biológica y la ley del más fuerte —que se va a quedar pronto totalmente anticuada en este planeta—, o podemos vivir desde la seguridad de que somos seres divinos interconectados con otros seres humanos y con el cosmos entero viviendo una aventura excepcional en este momento planetario único, y desde ahí vivir cada día agradecidos por la oportunidad, expandiéndonos y floreciendo.
La decisión es tuya.
Hoy concluyo con una cita del famoso lama tibetano Chogyam Trungpa: “Desde el punto de vista del ego, el logro de la iluminación es la muerte extrema.” Ahí queda.