¿Por qué muchas personas no se ponen metas y simplemente se dejan llevar por lo que va llegando aunque no sea lo que más les guste?
Para muchos creo que es el miedo inconsciente a la decepción. Algunas de estas personas se pusieron metas en el pasado pero fracasaron, y para no tener más decepciones en el futuro, prefieren no volver a ponerse metas. Es preferible no tener expectativas que tenerlas y que se vuelvan a destruir de nuevo, piensan. El riesgo siempre está ahí, claro está. Otros sí que se ponen metas, pero están tan obsesionado con ellas que conectan todas sus esperanzas de felicidad personal a su habilidad para conseguirlas, cuando éstas en general están fuera de nuestro control, lo cual muy posiblemente termine en verdadera frustración.
Yo creo que lo fundamental es que las metas nos sirvan para darnos dirección, que nos muestren hacia dónde queremos caminar, pero teniendo en cuenta que conseguirlas nunca te traerá felicidad en sí mismo, eso sí que es una verdadera ilusión muy extendida. Lo fundamental es en quién te vas convirtiendo a medida que te enfrentas a los obstáculos y las curvas, a las sorpresas y a las dificultades que todo camino hacia algún lugar conlleva. La sensación profunda y duradera de satisfacción la aporta saber que te encuentras recorriendo el camino que te corresponde, y que el que has elegido tiene sentido y significado de verdad.